Los manglares de Isla Cortés y Nuevo Altata conforman uno de los ecosistemas más valiosos y productivos de la costa sinaloense. Su importancia trasciende lo ambiental: son fuente de vida, sustento y protección para cientos de familias locales. Estos bosques costeros, conocidos como los “riñones del mar”, representan un vínculo esencial entre el bienestar ecológico y la prosperidad económica de la región.

1. Valor ecológico de los manglares
Los manglares de Isla Cortés son auténticos pulmones verdes del litoral, con funciones ecológicas de enorme relevancia.
Su sistema de raíces entrelazadas actúa como barrera natural contra tormentas y huracanes, protegiendo la infraestructura, caminos y viviendas. Además, previenen la erosión costera, estabilizando el suelo y evitando el azolve de los canales y esteros.
Por otro lado, su papel como hábitat marino es insustituible. Estas áreas son el vivero natural de especies comerciales como el camarón, la jaiba, el pargo o el robalo, que encuentran en las aguas tranquilas del manglar el entorno perfecto para crecer antes de migrar al mar abierto.
Asimismo, son hogar de aves migratorias, moluscos, reptiles y mamíferos costeros, lo que convierte al ecosistema en un punto clave para la biodiversidad marina y terrestre.
Otro aspecto fundamental es su capacidad como sumidero de carbono azul. Los manglares almacenan grandes cantidades de CO₂, contribuyendo activamente a mitigar los efectos del cambio climático y mejorando la calidad del aire y del agua.
2. Beneficios para la comunidad de Nuevo Altata
La riqueza ecológica de los manglares se traduce directamente en bienestar social y económico para las comunidades ribereñas.
Gracias a ellos, la pesca artesanal mantiene su productividad, siendo la principal fuente de ingresos para familias de pescadores locales. Especies como el camarón, la jaiba y el ostión dependen directamente de la salud del ecosistema.
Grupos comunitarios, como las cooperativas pesqueras o asociaciones de mujeres como las “Lobas del Manglar”, basan su sustento en actividades sostenibles que dependen del equilibrio ambiental del manglar. Además, su conservación abre paso a proyectos de ecoturismo responsable, con actividades como el kayakismo, la observación de aves y la educación ambiental, fortaleciendo el desarrollo económico y cultural de la zona.
Finalmente, los manglares protegen la infraestructura costera al reducir el impacto de fenómenos naturales, evitando daños costosos y salvaguardando el patrimonio local.

Los manglares de Isla Cortés y Nuevo Altata no solo son un patrimonio natural de Sinaloa, sino un pilar para la estabilidad económica, ecológica y social de la región. Conservarlos es invertir en el futuro: un equilibrio sostenible donde la naturaleza y la comunidad crecen juntas.
Su protección y restauración deben ser una prioridad compartida entre autoridades, habitantes y visitantes, para que estas “guarderías del mar” sigan siendo fuente de vida y bienestar por generaciones.
1. ¿Por qué los manglares son importantes para el ecosistema marino?
Porque sirven como criaderos naturales de peces, crustáceos y moluscos, además de filtrar contaminantes y capturar grandes cantidades de carbono.
2. ¿Qué especies viven en los manglares de Nuevo Altata?
Entre las más representativas están el camarón, la jaiba, el robalo, aves migratorias como garzas y pelícanos, así como diversas especies de moluscos y reptiles costeros.
3. ¿Cómo beneficia el manglar a la comunidad local?
Favorece la pesca artesanal, impulsa el ecoturismo y protege las zonas habitadas de los efectos de huracanes y la erosión, garantizando un desarrollo sostenible.








